Al venirnos a vivir a la nueva casa (cuatro años hace ya a lo tonto) decidimos pintar la pared de la cama del dormitorio de un color rojo vivo. El resultado nos encantaba, pero recientemente hemos cambiado la posición de la cama y algunas cosas más, como la iluminación. Como queríamos que la pared de la cama siguiera siendo roja, hemos tenido que volver a pintar, y además hemos aprovechado para pintar el resto de paredes de un color algo distinto al original.
Nos gustaría mostraros como ha quedado el dormitorio completo, incluso con fotografías del antes y después, pero queremos que lo veáis terminado, y aún nos quedan algunos detalles, así que esto es un pequeño adelanto :)
Originariamente las paredes del dormitorio (excepto la pared roja de la cama) tenían un tono creado a medida por nosotros, tipo crema o vainilla clarito, pero lo cierto es que nos resultaba que tenía demasiada proporción de amarillo en su composición y no nos terminaba de convencer, así que esta ha sido la excusa perfecta para usar un color nuevo.
En esta ocasión nos hemos inclinado por un tono ya creado, entre gris claro y crema («piedra suave» se llama). Se supone que la pintura que hemos usado es «pintura una capa«, pero para que quedase perfecto hemos tenido que darle dos.
Pero realmente el cambio más llamativo ha sido la iluminación, que es totalmente diferente a la que teníamos al principio, pero para ver eso tendréis que esperar un poco más… aquí tenéis un pequeño adelanto de la zona de una de las mesillas de noche, para que os hagáis una idea y no digáis que solo os ponemos fotos de pintura fresca ;)