Con el frío vuelven también las ganas de darle caña a tope al horno, y para eso nada mejor que unos ricos canelones, con su bechamel y su quesito gratinado, ¿no crees?
Hay infinidad de recetas de canelones por la red, pero nosotros nos hemos acostumbrado a hacer una receta muy muy sencilla, con un proceso simple y pocos ingredientes. No sabemos si se acercará a la receta original, si es que la hay, pero nos encanta el resultado.
Ingredientes para unos 12 canelones
- 300 gr. de carne picada de cerdo
- 12 placas de pasta precocida para canelones
- Queso para gratinar
- Chorizo picante al gusto
- 1 Cebolla
- 1 Pimiento verde
- Sal y pimienta
Elaboración de los canelones
Empezamos picando la cebolla y el pimiento y lo sofreímos en una sartén amplia durante unos minutos con una pizca de sal. A continuación añadimos la carne picada, salpimentamos al gusto y cocinamos durante el tiempo necesario para que la carne coja un poco de color.
En ese momento añadiremos el chorizo, previamente picado, y removeremos todo, hasta que la carne esté en su punto. Ten en cuenta que después los canelones estarán un rato en el horno, por lo que la carne se seguirá cocinando.
Mientras se va haciendo el relleno de los canelones podemos ir preparando las placas de pasta. Las que nosotros usamos están precocidas, por lo que tan solo hay que tenerlas unos 10 minutos sumergidas en agua templada. Si usas otro tipo de placas de pasta sigue las instrucciones del fabricante.
Una vez que las placas están listas las extendemos en la mesa de trabajo sobre papel de cocina (para que sean más fáciles de manipular y ensuciemos menos). Sobre cada placa echaremos aproximadamente una cucharada sopera del relleno de carne que hemos preparado. Cuando comencéis a enrrollar los canelones sabréis cuál es la cantidad perfecta de relleno que necesitan, para no estar ni muy vacíos ni muy llenos.
Conforme vamos enrrollando cada canelón lo vamos colocando sobre una fuente apta para horno. Nosotros siempre aprovechamos para hacer más canelones de la cuenta y congelar un par de raciones. Para ello usamos unos recipientes de aluminio con tapa de cartón muy prácticos (los venden en Mercadona, por ejemplo).
Vertemos sobre los canelones, tanto los que nos vayamos a comer como los que vayamos a congelar, nuestra rica salsa bechamel (puedes ver la receta aquí), cubriendo bien toda la pasta (lo que se quede al aire se quedará reseco tras el horneado). Rallamos una buena cantidad de nuestro queso preferido sobre la bechamel y metemos al horno, previamente precalentado a tope, con calor por arriba a unos 200º, hasta que veamos que el queso se funde y el gratinado es perfecto.
A los canelones que vayas a congelar es mejor no rallarles el queso ahora, sino cuando vayas a consumirlos. Sácalos del congelador un día antes para que cuando vayas a hornearlos estén perfectamente descongelados. En ese momento es cuando nosotros les rallamos el queso.
Ya solo queda sacar nuestros ricos canelones del horno y disfrutar de una buena comida… en buena compañía, a ser posible :)