Los animales y los paisajes, en lo que respecta a las decoraciones de los interiores, suelen ser inseparables, siendo ambas opciones extremadamente versátiles y universales; dos apuestas seguras en la tarea del embellecimiento. Por lo tanto, en este siglo han recibido casi que igual bienvenida, pues tanto los niños como los adultos son sensibles al encantamiento que inspiran los cuadros de los animales y de los paisajes. Un mundo de imaginación a los pies de las criaturas y debajo de los portales naturales. ¿Quién no se ha fascinado jamás por la ternura de un perro o por el manto neblinoso…