No sabemos si será el mejor o no, pero lo que si tenemos claro es que limpia mucho mejor que cualquier limpiacristales de marca que podáis encontrar en el supermercado. Y eso por no hablar de lo económico que resulta. La receta es bien sencilla: llenáis un bote de spray de agua (podéis comprarlo en cualquier todo a 100 o bien usar el último bote de limpiacristales que hayáis gastado), y echáis un chorreón de amoníaco perfumado. En proporción sería algo asi como una décima parte del bote o incluso menos, es decir, muy poco. Y eso es todo, con…