Parece que fue ayer, pero ya ha pasado nada menos que un año y medio desde que adoptamos a Obi-Wan… Y lo peor es que aún no os lo habíamos presentado oficialmente a través del blog (los que nos seguís en Instagram y Facebook si que lo conocéis bien).
Tanto Maricarmen como yo mismo hemos tenido perros con nuestras respectivas familias a lo largo de nuestra vida, pero Obi-Wan ha sido nuestro primer amigo peludo como pareja (bueno, más bien como marido y mujer, jeje), así que ha sido algo totalmente nuevo.
Después de bastantes meses (¿años?) dándole vueltas a la idea de adoptar un perrito (teníamos muy claro que no queríamos comprar una mascota) se cruzó en nuestro camino uno que cumplía nuestros dos únicos requisitos: que no fuese grande y que le cayésemos bien.
A Obi-Wan lo abandonó alguien en la puerta de un supermercado. Tras muchas horas allí atado, la asociación Animales sin suerte se encargó de intentar localizar a su familia, por si no se trataba de un abandono, sin éxito. Una semana después llegó a nuestros oídos la existencia de Obi-Wan, y una semana después llegó a nuestra casa.
Según el veterinario Obi-Wan tenía 3 años cuando lo adoptamos, así que ya tiene nada menos que cuatro años y medio. En cuanto a la raza no tenemos ni idea, pero tampoco es algo que nos preocupe, la verdad. Lo único que sabemos es que es bien guapo ;)
Nos gustaría dar las gracias a la asociación Animales sin suerte de Granada por rescatar a Obi-Wan (y a tantos otros), a mi hermana Sonia, por darnos el chivatazo y a Pedro de Silva y su escuela canina, por darnos las herramientas necesarias para poder educar a Obi-Wan correctamente y conseguir así que viva feliz junto a nosotros (básicamente nos ha educado a nosotros, ojo).
Por cierto, si a estas alturas hay quien se pregunta de dónde viene el nombre de Obi-Wan, no tiene más que echar un vistazo a las primeras películas de Star Wars ;)