Tarta de queso fresco

Tarta de queso fresco
Hoy tenemos el placer de contar con la colaboración especial de Muriel (etringita), autora del delicioso blog Fotomerienda, que comparte con nosotros esta espectacular receta de tarta de queso fresco. Os dejamos con ella.

Esta tarta de queso fresco es un postre perfecto para los calurosos días de verano. La base no necesita mucho rato de horno y el relleno se cuaja en el frigorífico. Aunque la receta va acompañada de mermelada de fresa podéis cambiar el sabor y la fruta con la que va recubierta. Con las cantidades señaladas se puede hacer una tarta redonda de 20 cm de diámetro.

¿Qué necesitas?

Pasta de la base:

  • 140 g de harina
  • 40 g de azúcar glass
  • 60 g de mantequilla
  • 1 huevo

Ingredientes tarta de queso fresco
Relleno de queso:

  • 300 g de queso fresco tipo burgos
  • 125 ml de leche
  • 75 g de nata líquida
  • 2 cucharadas de azúcar
  • 2 hojas de gelatina grandes (4 si son pequeñas)

Ingredientes tarta de queso fresco
Cobertura:

  • mermelada de fresa
  • fresas (opcional pero altamente recomendable)

Elaboración de la base de la tarta:



Tamizar la harina y el azúcar en un cuenco y remover. Incorporar la mantequilla y amasar hasta que parezca pan rallado. Agregar el huevo, y trabajar la masa con una espátula. Cuando se haya integrado el huevo seguir amasando con los dedos hasta que haya ligado y quede una masa lisa y brillante. Envolver la masa en un film transparente y dejar reposar en el frigorífico al menos 30 minutos.

Precalentar el horno a 200 ºC. Extender la masa con rodillo sobre una superficie enharinada y forrar un molde desmontable para tartas. Como la masa lleva mantequilla no se pegará (es más, incluso se separará del molde un poquito al cocer). Pinchar la base con un tenedor y cubrir el molde con papel de aluminio. Hornear de 15 a 20 minutos hasta que la masa esté ligeramente dorada. Retirar el papel de aluminio y seguir horneando 2 ó 3 minutos. Dejar enfriar la base de la tarta.
Tarta de queso fresco

Elaboración del relleno:

Poner en un cazo la leche, el azúcar y la nata. Sin dejar de remover, cuando la mezcla se haya templado, incorporar las hojas de gelatina (previamente mojadas en agua fría, y escurridas). Batir con unas varillas hasta disolver completamente la gelatina (no es necesario que hierva, sólo que se caliente un poco). Apartar del fuego y añadir el queso fresco cortado en trozos pequeños. Batir con la batidora hasta obtener una mezcla homogénea sin grumos.

Verter el relleno sobre la base de la tarta y enfriar en la nevera durante al menos 4 ó 5 horas hasta que quede consistente. Es mejor hacer la tarta el día anterior al que la vayamos a consumir.

Cobertura y presentación:

Antes de servir, poner una capa fina de mermelada de fresa. Si quieres y es temporada de fresas, además de la mermelada se pueden poner fresas cortadas en láminas para que la tarta sea aún más apetecible.
Tarta de queso fresco

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