Hace unos cuantos meses decidimos renovar la alfombra de nuestro salón. Si lleváis algún tiempo siguiéndonos ya sabréis que desde que nos vinimos a vivir a nuestra casita teníamos una alfombra roja de pelo largo de Ikea en el salón, con la que estábamos la mar de contentos. Pero con el paso de los años fue perdiendo color y ya no era lo mismo, así que decidimos cambiarla por una color crema, más luminosa y mullida.
El problema con esta nueva alfombra es que, al tener el pelo tan largo y mullido, tiende a aplastarse con bastante facilidad. Concretamente en la zona de los pies del sofá se habían creado unas zonas muy aplastadas que ya no se levantaban ni pasando la aspiradora (usamos un accesorio con cepillo motorizado de Dyson que suele levantar muy bien los pelos de las alfombras). Es por eso que nos pusimos a investigar algún truco para devolverle su forma original.
Cómo levantar el pelo aplastado de tus alfombras
Después de mucho investigar nos decidimos por el truco más extendido de todos, que consiste en humedecer muy bien la zona afectada, dejar unos minutos para que el tejido absorba bien la humedad y, finalmente, ir desenredando y levantando los pelos con ayuda de un tenedor o peine.
Como puedes apreciar en las imágenes, la zona estaba tan aplastada que incluso los pelos se habían acabado uniendo entre sí, así que nos ha costado bastante desenredarlo todo y devolverlo, más o menos, a su forma original. Ha sido a base de humedecerlo con abundante agua y mucha paciencia.
El resultado
En estas fotografías puedes comprobar que el resultado ha sido bastante bueno. Si lo miras muy de cerca se nota que el tejido está un poco más estropeado, pero a una distancia normal da totalmente el pego, y no se notan nada las zonas que estaban completamente aplastadas.
En conclusión, no sabemos si existe alguna forma de prevenir la creación de estas zonas tan aplastadas (no vamos a dejar de pisar, claro), pero quizás si que se le podría realizar un pequeño mantenimiento cada pocas semanas de humedecer un poco y «peinar» esa zona. Quizás así se evite, o se retrase, ese aplastamiento y unión del tejido.