Nunca hemos sido, ni MªCarmen ni yo, muy dados a celebrar la Navidad a lo grande (obviando nuestra época de niñ@s, claro, ahí lo dábamos todo). Es curioso, pero el hecho de que estas navidades vayan a ser las más extrañas de nuestras vidas nos ha hecho dar un pasito más y dejar entrar en nuestra casa un poco de ese espíritu navideño. Y es así como, por primera vez desde que vivimos juntos, hemos puesto un árbol de Navidad (arbolito, más bien). Y hasta hemos llegado a colocar debajo nuestros respectivos regalos… Creo que hacía más de 20 años…
Sacando lo mejor de esta extraña Navidad
