Así es, en las últimas semanas hemos comenzado nuestra nueva aventura como agricultores. Por cosas del destino ahora estamos encargados al cien por cien de una parcela de tierra con unos cuantos cientos de almendros, y no podemos estar más contentos.
Aunque estamos familiarizados con el trabajo en el campo, es la primera vez que somos completamente responsables de un trocito de tierra, con todo lo que ello conlleva. Así que ahora estamos aprendiendo un montón de cosas sobre la marcha y estamos muy ilusionados con cuidar y sacar rendimiento de estos bonitos almendros.
Ahora mismo lo que toca es revisar todos los goteros e ir arreglando aquellos que no funcionen correctamente. En principio es un trabajo agradable y llevadero que consiste en pasearse cada hilera de árboles y chequear que el riego funcione, pero la cosa se complica cuando descubres una avería en la goma principal, que está enterrada a medio metro. En esos casos toca remangarse y hacer un buen agujero para llegar al quid de la cuestión.
Es cierto que se trata de un trabajo duro, pero a la vez es algo ilusionante, y cada día que le dedicamos acabamos fisicamente destrozados, pero mentalmente renovados. Ahora solo queda seguir invirtiendo horas de trabajo, algo de dinero y mucho cariño, y esperar que el tiempo en los próximos meses sea favorable para que dentro de un año tengamos unos almendros fuertes y sanos y estemos recogiendo una buena cosecha de ricas almendras.
Si tenéis algún consejo o truco para llevar a cabo esta nueva aventura somos todo oídos.