Después de contaros todos los pasos previos para proyectar e instalar la estantería personalizada (si no lo has visto lo tienes aquí) ha llegado el momento de ver si ha merecido la pena todo el esfuerzo y, sobretodo, por cuánto ha salido la broma.
Pues bien, podemos decir que el duro trabajo al final dio sus frutos: una preciosa y práctica estantería personalizada a nuestro gusto, con las medidas exactas que necesitábamos y en la que caben todas nuestras cositas (y mucho más). Parece mentira, pero el resultado ha quedado casi clavado al boceto que hicimos, con el hueco perfecto para el espejo y todo.